El mundo está cambiando rápidamente. Si nos detenemos a observar, podemos ver que crece la tendencia a naturalizar los hábitos cotidianos. Ejemplo de ello: la huerta en casa, la comida orgánica, la bicicleta en las ciudades. Parte de este cambio también lo podemos observar a través de las diferentes formas en que hoy se practica la Psicoterapia.
Hasta hace algunos años el psicoanálisis lideraba la actividad psicoterapéutica en Occidente. En este sentido, la psicología se centraba mayormente en el método desarrollado por Sigmund Freud, concediendo una importancia decisiva a la indagación en el inconsciente a través del diálogo y el análisis mental de la psicología del ser humano.
Hoy, en cambio, se observa un marcado crecimiento de profesionales de la psicología que integran actividades diferentes para encauzar un proceso terapéutico integral, incluyendo la dimensión del Alma y Espíritu de la persona. Entre esas herramientas, la meditación es de las más poderosas.
La meditación es una actividad practicada desde tiempos antiguos, de diferentes maneras y en diversas culturas. Si bien suele asociársela a una actividad de índole espiritual o religiosa, la meditación también es una forma de autoconocimiento y desarrollo del ser. Tanto el budismo, el hinduismo, el cristianismo, el sufismo, el judaísmo, el taoísmo y el chamanismo han practicado la meditación desde diferentes enfoques y técnicas, y actualmente estas enseñanzas se integran a la práctica de la psicoterapia y la neurociencia.
En el encuentro entre meditación y psicoterapia, el doctor Claudio Naranjo, Psiquiatra chileno y maestro de meditación en Berkeley (California, USA) ha sido un gran precursor. Desde su enfoque integrativo, nos ha enseñado a sus discípulos que las dimensiones psicológica y espiritual del crecimiento interior son dos facetas de un mismo viaje al autoconocimiento.
A través de la meditación creamos un espacio interno que nos permite entrar en contacto con nosotros mismos.
De esta manera, podemos entender la naturaleza de nuestra mente, observar el caudal de pensamientos presentes para percatarnos a la vez del propio poder para aquitar toda esa energía mental. La meditación es una forma de generar silencio, vacío interior, experimentando una dimensión del ser que va más allá del pensar, el sentir y el querer: nuestro centro.
Por eso es importante aprender a meditar, y practicarlo cotidianamente. Porque meditando alineamos nuestra energía y nos encontramos con quiénes estamos siendo aquí y ahora; se abren oportunidades para darnos cuenta de lo que sucede en nuestra matriz de pensamientos, sensaciones y emociones, observando desde la conciencia nuestro estado interior. Al meditar entramos en contacto con nuestro centro, la fuente de nuestra energía, producimos un nuevo estado.
La meditación es una de las prácticas espirituales que más estudia la ciencia actualmente. La neurociencia se encarga cada vez más de elaborar en detalle los fundamentos científicos de los beneficios de esta práctica: ayuda a regular el sistema nervioso, responsable de regular las funciones fisiológicas involuntarias, como el ritmo cardíaco, la presión arterial, la respiración y la digestión.
Al meditar integramos el Yo y el Espíritu que somos, y así podemos experimentar vívidamente nuestra voz interior, la sabiduría interna. Por eso, aprender a meditar es un ejercicio para aprender a vivir mejor. Aprender a meditar nos permite crear una higiene mental, lo mismo que es el baño para el cuerpo. Aprender a meditar es importante para limpiar nuestra energía mental y nutrir nuestra Psique, armonizando nuestra energía para experimentar la plenitud.
La meta es la unión de la Conciencia con el Sí-Mismo, el Ser o Self, que no es otra cosa que nuestra fuente de Amor, Luz, Vida, Origen, Espíritu. La meta es aprender a conectarnos con esa fuente, y que cada vez sea más directa y profunda esa conexión.
En cuanto a la práctica en sí, existen muchísimos tipos y estilos diferentes de meditación, sea de forma estática o bien de forma dinámica, es decir, meditación en quietud o meditación en movimiento. Lo central es lograr el aquietamiento de la mente para percibir el espacio que se abre cuando no pensamos. Cuando aquietamos la mente y creamos ese espacio, despertamos la conciencia de ese vacío, esa nada de pensamientos que enciende la luz del corazón, del espíritu, de la voz interior, y nos acerca a nuestra Verdad.
Podemos realizar meditación de tipo budista, vipassana, budismo zen, budismo tibetano, o bien meditación de estilo taoísta, o tantas otras. Se trata de probar y experimentar, empezar de a poco y encontrar la belleza de esta práctica.
Te propongo un ejercicio simple de meditación para que puedas vivenciar esta experiencia. Al igual que el ayuno físico purifica las esencias del cuerpo, el ayuno mental, o meditación, purifica la mente y restablece los poderes originales del espíritu, eliminando todos los pensamientos que distraen y todas las emociones que perturban.
Como la mente y el cuerpo se encuentran en un mismo Todo, una de las maneras de conseguir una mente serena es a través del cuerpo.
– Busca un lugar tranquilo y siéntate cómodamente sobre un pequeño almohadón en el suelo. Puedes también acostarte si lo prefieres.
– Cierra los ojos.
– Durante los primeros instantes, no deben rechazarse ninguno de los pensamientos o imágenes que aparezcan en la mente, pero sí debe evitarse el extraviarse con alguno de ellos. Suelta cada pensamiento como si fuera una nube en el cielo que se aleja y se disuelve.
– Concéntrate en el momento presente, el aquí y el ahora de la meditación, prestando atención a la respiración y permaneciendo serenamente sentado.
– No realices ningún tipo de esfuerzo y deja que la mente encuentre su ritmo natural.
– Respira profundo, lento y continuado, dirigiendo el aire hacia el abdomen, inflandolo como un globo con cada inhalación; para luego soltar el aire lento, suave y profundo con cada exhalación. Puedes contar hasta cuatro y hacer la conocida “respiración cuadrada”: 4 segundos para inhalar, 4 para retener el aire en los pulmones, 4 para exhalar y 4 segundos para retener a pulmón vacío.
– Haz este ciclo de respiración 10 veces.
– Cuando aparezcan pensamientos, simplemente espera a que se calmen por sí mismos y suéltalos como nubes, concentrándote en la respiración.
– Disfruta y observa el estado de tu ser antes y después de la práctica.
A medida que vayas practicando esta meditación aumenta el tiempo destinado a ella. Y enfoca cada vez más en la respiración, haciéndola lenta, suave y profunda.
Carolina Goldsman es Lic. en Derecho, Astróloga Profesional y Terapeuta Gestalt Transpersonal.
Fundadora de ELCIELOLATIERRAYYO, Escuela para el Desarollo del Ser.
Discípula del Dr. Claudio Naranjo, con quién completó el Programa SAT y la formación en Psicoterapia Integrativa. Hace más de 10 años brinda la Formación Integral en Astrología Psicológica, también la Formación Integral en Tarot Evolutivo y en Simbología y Arquetipos, así como diferentes cursos, seminarios y conferencias.
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